La tensión militar en Osetia del Sur se estuvo acumulando durante varios meses. En junio, el jefe de la misión de la OSCE en Georgia afirmó que los choques se sucedían casi diariamente, que sus observadores también eran atacados y que los “bandos no están hablando.” La situación, desde entonces, sólo fue a peor. La tensión aumentó durante la última semana de julio con choques que dejaron, por lo menos, seis osetos muertos y docenas de heridos osetos y georgianos (Interfax, 1 de agosto). Todos convenían que la tensión era alta y posible una escalada (RIA-Novosti, 5,6 de agosto).
El último repunte de las hostilidades comenzó el 31 de julio, cuando dos bombas estallaron al paso de un vehículo de la policía georgiana cerca de la aldea de Eredvi. Seis policías fueron heridos (Interfax, 1 de agosto). Las fuerzas de paz rusas, determinaron que las bombas habían sido fabricadas a partir de proyectiles de artillería de 122 milímetros (www.mil.ru, 2 de agosto). La carretera que lleva a Eredvi fue construida por los georgianos para evitar las barricadas osetas cercanas a la capital Tsjinvali. Desde entonces se ha convertido en un quebradero de cabeza para los separatistas osetos. Así, el 4 de julio, el coche en el que viajaba Dmitry Sanakoyev, un líder oseto leal a Tiflis y que los separatistas consideran un renegado, fue atacado por otra bomba en esa misma carretera. Tres escoltas eran heridos pero Sanakoyev sobrevivivió indemne. Una aumento de la tensión siguió al ataque (RIA-Novosti, 4 de julio; Kommersant, 4 de agosto).
Al atentado del 31 de julio le siguieron choques sangrientos. Ambos bandos se acusaron mutuamente de iniciar la lucha. Los osetos admitieron seis muertos y 15 heridos, muchos debidos a francotiradores. Los georgianos reconocieron nueve heridos. Ambos bandos se acusaron de bombardear con morteros. Los osetos anunciaron, sin confirmar, la muerte de 29 soldados georgianos (RIA-Novosti, 4 de agosto). Comenzaron la evacuación de mujeres y niños a Osetia del Norte (una república autónoma rusa), pidieron voluntarios del Cáucaso ruso para preparar la lucha contra Georgia y amenazaron con atacar localidades georgianas y expulsar a las fuerzas georgianas de Osetia del Sur. El presidente suroseto Eduard Kokoity anunció que los georgianos que viven en Osetia del Sur pedían "ser liberados" de las fuerzas del régimen de Tiflis(RIA-Novosti, 2, 3 y 4 de agosto).
Kokoity anunció que unos 300 voluntarios habían llegado y que más estaban en camino (www.newsru.com, 5 de agosto). La mayor parte de estos "voluntarios" parece que eran surosetos que desempeñaban servicios en la policía y otras formaciones paramilitares en Osetia del Norte enviados al sur como refuerzos. Kokoity pidió que estos "voluntarios" fueran incorporados a las fuerzas del ministerio del Interior suroseto (RIA-Novosti, 6 de agosto). El 6 de agosto, mientras los surosetos informaban de duros enfrentamientos, las autoridades georgianas y las fuerzas de interposición rusas afirmaban que sólo existían leves incidentes sin bajas en ningún bando (Interfax, 6 de agosto).
Las autoridades osetas anunciaron la cancelación de una reunión prevista con el bando georgiano en Tsjinvali para el 7 de agosto (RIA-Novosti, 6 de agosto). Las fuerzas de paz rusas afirmaron que tras el 1 de agosto la situación se había calmado algo, pero los osetos insistieron en lo contrario, en que iba a peor (Interfax, 6 de agosto). Los dirigentes rusos, incluyendo al presidente Medvédev y al primer ministro Putin, siguieron en silencio el conflicto.
Las autoridades osetas y rusas se distanciaron públicamente. La portavoz suroseta Irina expresó la consternación de su gobierno: "Se aproxima la guerra pero todos, incluyendo Rusia, no quieren reconocerlo. Las declaraciones rusas no nos están ayudando" (Kommersant, 5 de agosto).
Moscú pudo haber considerado apoyar una operación limitada contra las fuerzas georgianas, por ejemplo, en el valle abjasio de Kodori, que debilitase al actual gobierno georgiano de Saakashvili y que se podría presentar al mundo como una acción autónoma de las fuerzas separatistas abjasas (véase EDM, 2 de mayo). En Osetia del Sur no cabía esta opción. Los georgianos se estuvieron refrenando de emprender una ofensiva total, pero si los osetos conseguían provocar un enfrentamiento se verían en apuros. Tsjinvali estaba rodeada de posiciones georgianas y era indefendible. Para evitar su caída deberían entrar en Osetia del Sur las fuerzas rusas a través del túnel de Rokki . El número de bajas sería elevado y constituiría un acto de clara agresión.
Kokoity y otros dirigentes osetos parecían estar buscando la excusa para una intervención rusa importante, pero aparentemente no todos en Moscú estaban dispuestos a ello.
Fuente: Eurasia Daily Monitor.
El último repunte de las hostilidades comenzó el 31 de julio, cuando dos bombas estallaron al paso de un vehículo de la policía georgiana cerca de la aldea de Eredvi. Seis policías fueron heridos (Interfax, 1 de agosto). Las fuerzas de paz rusas, determinaron que las bombas habían sido fabricadas a partir de proyectiles de artillería de 122 milímetros (www.mil.ru, 2 de agosto). La carretera que lleva a Eredvi fue construida por los georgianos para evitar las barricadas osetas cercanas a la capital Tsjinvali. Desde entonces se ha convertido en un quebradero de cabeza para los separatistas osetos. Así, el 4 de julio, el coche en el que viajaba Dmitry Sanakoyev, un líder oseto leal a Tiflis y que los separatistas consideran un renegado, fue atacado por otra bomba en esa misma carretera. Tres escoltas eran heridos pero Sanakoyev sobrevivivió indemne. Una aumento de la tensión siguió al ataque (RIA-Novosti, 4 de julio; Kommersant, 4 de agosto).
Al atentado del 31 de julio le siguieron choques sangrientos. Ambos bandos se acusaron mutuamente de iniciar la lucha. Los osetos admitieron seis muertos y 15 heridos, muchos debidos a francotiradores. Los georgianos reconocieron nueve heridos. Ambos bandos se acusaron de bombardear con morteros. Los osetos anunciaron, sin confirmar, la muerte de 29 soldados georgianos (RIA-Novosti, 4 de agosto). Comenzaron la evacuación de mujeres y niños a Osetia del Norte (una república autónoma rusa), pidieron voluntarios del Cáucaso ruso para preparar la lucha contra Georgia y amenazaron con atacar localidades georgianas y expulsar a las fuerzas georgianas de Osetia del Sur. El presidente suroseto Eduard Kokoity anunció que los georgianos que viven en Osetia del Sur pedían "ser liberados" de las fuerzas del régimen de Tiflis(RIA-Novosti, 2, 3 y 4 de agosto).
Kokoity anunció que unos 300 voluntarios habían llegado y que más estaban en camino (www.newsru.com, 5 de agosto). La mayor parte de estos "voluntarios" parece que eran surosetos que desempeñaban servicios en la policía y otras formaciones paramilitares en Osetia del Norte enviados al sur como refuerzos. Kokoity pidió que estos "voluntarios" fueran incorporados a las fuerzas del ministerio del Interior suroseto (RIA-Novosti, 6 de agosto). El 6 de agosto, mientras los surosetos informaban de duros enfrentamientos, las autoridades georgianas y las fuerzas de interposición rusas afirmaban que sólo existían leves incidentes sin bajas en ningún bando (Interfax, 6 de agosto).
Las autoridades osetas anunciaron la cancelación de una reunión prevista con el bando georgiano en Tsjinvali para el 7 de agosto (RIA-Novosti, 6 de agosto). Las fuerzas de paz rusas afirmaron que tras el 1 de agosto la situación se había calmado algo, pero los osetos insistieron en lo contrario, en que iba a peor (Interfax, 6 de agosto). Los dirigentes rusos, incluyendo al presidente Medvédev y al primer ministro Putin, siguieron en silencio el conflicto.
Las autoridades osetas y rusas se distanciaron públicamente. La portavoz suroseta Irina expresó la consternación de su gobierno: "Se aproxima la guerra pero todos, incluyendo Rusia, no quieren reconocerlo. Las declaraciones rusas no nos están ayudando" (Kommersant, 5 de agosto).
Moscú pudo haber considerado apoyar una operación limitada contra las fuerzas georgianas, por ejemplo, en el valle abjasio de Kodori, que debilitase al actual gobierno georgiano de Saakashvili y que se podría presentar al mundo como una acción autónoma de las fuerzas separatistas abjasas (véase EDM, 2 de mayo). En Osetia del Sur no cabía esta opción. Los georgianos se estuvieron refrenando de emprender una ofensiva total, pero si los osetos conseguían provocar un enfrentamiento se verían en apuros. Tsjinvali estaba rodeada de posiciones georgianas y era indefendible. Para evitar su caída deberían entrar en Osetia del Sur las fuerzas rusas a través del túnel de Rokki . El número de bajas sería elevado y constituiría un acto de clara agresión.
Kokoity y otros dirigentes osetos parecían estar buscando la excusa para una intervención rusa importante, pero aparentemente no todos en Moscú estaban dispuestos a ello.
Fuente: Eurasia Daily Monitor.
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