14/1/09

Japón: los parados al campo

De www.cotizalia.com:

Obreros de la automoción, diseñadores, periodistas, empleados de ventas, pequeños empresarios… ¿Qué hacer con ellos cuando la crisis económica los deja sin trabajo y no hay perspectivas de recuperación a corto plazo? ¿Cursos de formación gratuitos, jubilaciones anticipadas, plazas de funcionario? Nada de eso: el Gobierno japonés está planteándose mandarlos a todos a trabajar al campo.

Por el momento es sólo una idea. Tokio acaba de anunciar un proyecto experimental con 800 voluntarios, en su mayoría jóvenes que han perdido el empleo en los últimos meses y quienes serán trasladados a pueblos, granjas y zonas pesqueras, donde comenzarán una nueva vida.

La idea, en principio, es ir formándolos, enseñarles a trabajar la tierra, aprovechando que todavía hay una generación que puede transmitir los conocimientos necesarios: campesinos experimentados, en su mayoría ya ancianos, que siguen sembrando huertos y cultivos en las muchas zonas verdes que mantiene el archipiélago.

La sociedad japonesa, que nunca terminó de recuperarse de la crisis del 98, se muestra aterrorizada hoy frente ante la perspectiva de tener que hacerle un par de agujeros más al cinturón. Especialmente los jóvenes, muchos de los cuales llevan una década encadenando contratos basura y trabajos inestables.

Se siguen con ansiedad los datos económicos: la caída libre de las exportaciones y el consumo, índices que traen resultados desastrosos para la potente industria de la segunda economía del mundo, hoy en recesión y cuya producción ha registrado una caída de casi un 8 % desde que comenzó la crisis.

El pesimismo y las visiones apocalípticas se cobran terreno en un país acostumbrado a rozar el pleno empleo, que hoy se ve amenazado por noticias diarias de despidos masivos y recortes estructurales. Y eso a pesar de que la tasa de parados apenas ha crecido desde enero de 2007 y que sigue siendo muy baja (en torno a un 4%), sobre todo si se compara con España.

El carácter previsor y fatalista de los japoneses queda también retratado en este proyecto de éxodo urbano, que sus promotores presentan también como una manera de preparar al país para el peor escenario: para una larga y dolorosa depresión mundial, aranceles y proteccionismos.

"Necesitamos nuevas generaciones empeñadas en el sector agrícola. Es importante estar prevenidos e intentar ser autosuficientes por si la situación empeora. Japón importa demasiados alimentos actualmente y eso puede traernos problemas en tiempos duros", explicó un portavoz del ministerio de Agricultura a la prensa local.

El Gobierno, además, pretende aprovechar la bolsa de parados que se irá generando a lo largo de 2009 para combatir un viejo enemigo: la despoblación rural. Se trata de un problema que se arrastra desde hace años, al ritmo de la meteórica industrialización nipona y de su eficiente urbanismo, que han dejado el campo prácticamente vacío.

Japón tampoco puede contar con la inmigración (el recurso tradicional de Europa y Estados Unidos para paliar el desapego de los países ricos por el trabajo agrícola) ya que el multiculturalismo se considera una fuente de inestabilidad y problemas. Y aunque muchos políticos consideran necesaria una reforma migratoria para flexibilizar la entrada de extranjeros, ningún partido se atrevería a proponerlo abiertamente.

El recelo hacia el extranjero, herencia quizá de un aislamiento insular que duró largos siglos, es una concepción extendida que mantiene la inmigración ligeramente por encima del 2 % de la población, cinco veces menos que en la mayor parte de los países desarrollados. Y eso que la cifra tiene trampa, porque buena parte de los extranjeros que viven en Japón son coreanos de segunda o tercera generación cuyas familias se han negado a renunciar a su pasaporte original, o descendientes de los emigrados a Brasil, Perú o Argentina durante el siglo pasado.

"Por eso necesitamos mandar japoneses al campo. A algunos los llevaremos a comunidades de unas 50 personas, para poblar zonas que han quedado vacías", insistió el portavoz ministerial. "Otros serán integrados en zonas rurales. Serán útiles incluso en pequeñas cosas, como enseñarles a los campesinos a crear un blog en Internet para poder promocionar sus productos", remató.

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