Vaya de antemano que nos daba igual que ganara uno u otro, Obama o McCain. En tanto que españoles somos conscientes de que la política exterior estadounidense, la que nos afecta, apenas cambiará con uno o con otro. Y en tanto que patriotas republicanos tenemos a España por nuestro único referente y somos inmunes a la intoxicación informativa con la que el régimen nos ha bombardeado. Jamás ha habido en España un seguimiento tan exhaustivo de la carrera electoral yanqui, nunca nos habían recordado tan descaradamente que somos una provincia del Imperio. Y a la cabeza, como abanderados y paladines de la Casa Blanca, los medios propagandísticos y políticos "progresistas".
La izquierda realmente existente, o sea, el PSOE y su galaxia, hace tiempo que ha dejado de ser anti-americana, pese a que se empeñen en defender lo contrario los periodistas de enfrente. El derrumbe del marxismo y el “fin de la historia” de principios de los 90 fue su auténtica liberación. Aquellos izquierdistas pudieron salir del armario y hacer pública su conversión a la nueva fe capitalista, su particular "viaje al centro". Comunistas en el 92 aparecen ahora en los debates televisivos de la noche electoral yanqui con la bandera de las barras y estrellas en la solapa, como Diego López Garrido, por ejemplo. Antes eran anti-americanos y anti-españoles, ahora sólo anti-españoles pero fieles súbditos de Washington.
Es cierto que "su" candidato, Barack Obama, partía como favorito y que eso les ha animado. Pero la conversión es sincera, ideológica y vitalmente. Sólo los más papanatas se siguen creyendo eso de derechas e izquierdas. Las diferencias políticas son inexistentes, sólo acaso emocionales. La victoria de Obama la sienten como propia y se aprestan a seguir sus pasos. Por de pronto, el gobierno de ZP ha hecho suya la justificación de EE.UU. para invadir y ocupar Iraq y Afganistán: combatiendo allí se defiende a Occidente. De Iraq ZP sacó las tropas... ahora se apresta a mandar más a Afganistán. Quiere estrechar lazos con su nuevo amo de Washington.
La izquierda realmente existente, o sea, el PSOE y su galaxia, hace tiempo que ha dejado de ser anti-americana, pese a que se empeñen en defender lo contrario los periodistas de enfrente. El derrumbe del marxismo y el “fin de la historia” de principios de los 90 fue su auténtica liberación. Aquellos izquierdistas pudieron salir del armario y hacer pública su conversión a la nueva fe capitalista, su particular "viaje al centro". Comunistas en el 92 aparecen ahora en los debates televisivos de la noche electoral yanqui con la bandera de las barras y estrellas en la solapa, como Diego López Garrido, por ejemplo. Antes eran anti-americanos y anti-españoles, ahora sólo anti-españoles pero fieles súbditos de Washington.
Es cierto que "su" candidato, Barack Obama, partía como favorito y que eso les ha animado. Pero la conversión es sincera, ideológica y vitalmente. Sólo los más papanatas se siguen creyendo eso de derechas e izquierdas. Las diferencias políticas son inexistentes, sólo acaso emocionales. La victoria de Obama la sienten como propia y se aprestan a seguir sus pasos. Por de pronto, el gobierno de ZP ha hecho suya la justificación de EE.UU. para invadir y ocupar Iraq y Afganistán: combatiendo allí se defiende a Occidente. De Iraq ZP sacó las tropas... ahora se apresta a mandar más a Afganistán. Quiere estrechar lazos con su nuevo amo de Washington.
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